lunes, 18 de octubre de 2010

Inmersión (o hundimiento) en el Sistema Sanitario.

Sr. House, la "cara de sala de espera" la
ponemos nosotros, no usted...
Tenía un cartucho cargado de pólvora en la recámara del blog, que venía pidiendo ser disparado desde hace mucho tiempo. En estas semanas, entre las muchas cosas que todos hemos ido aprendiendo, yo he podido ir haciendo un máster en la Sistema Sanitario irlandés. Gracias a Dios no se debe a que los nuestros vayan cayendo enfermos o malheridos como chinches, sino que todo está pensado para que ante un único problema, puedas hacer una visita guiada por diferentes centros sanitarios, dependencias y salas de espera. El enriquecimiento es muy grande, y la oportunidad para practicar el inglés también. Y la pérdida de tiempo...

          Dentista y urgencias, esos son los campos que hemos trabajado. El dentista dos veces, y las urgencias una, aunque bastante historiada. Aquí en Irlanda el dentista es un servicio que paga la Seguridad Social, de manera que basta la Tarjeta Sanitaria Europea para que te atiendan. El bueno de Adrián, que ha tenido algunos percances con los brackets, ya ha podido comprobarlo. Aunque el trámite para que te atiendan es relativamente sencillo, hay un detalle que deja a las secretarias fuera de juego cada vez que vamos. Se trata del nombre y los apellidos: ellos, acostumbrados a manejar uno y uno, cuando se encuentran con nombre compuesto y dos apellidos, no saben en qué casilla hay que meter cada cual. Entonces empiezan las preguntas y los potajes: what's the first name? Which is the family name? And the surname? Is this a second name or the first surname? So this is not the second surname but the second first name, isn't it? Al final tengo que señalar en la pantalla cada apartado del formulario para deletrear lo que tiene que escribir. 

Zapato con suela intermedia para seco/mojado.
         Lo más divertido es que después de ese derroche de esfuerzo, cuando nos llaman por megafonía puede sonar cualquier cosa: "¿Agustín Gutiérrez?" "¿Adrián Agustín?", "¿Sosa Adrián?" o cualquier otra combinación posible. Sin ir más lejos, ya nos contaba Javi Jorcano cómo le pusieron el nombre: "Frabcusci Xavier" (qué imaginación). De la atención en el dentista no nos podemos quejar. Lo más divertido son las gafas de soldador que le piden al paciente que se ponga, para protegerse no se sabe bien de qué. 

             El capítulo de urgencias es un tanto aterrador. La cantidad de tiempo que se pierde por cosas tan sencillas da hasta miedo. Aquella vez que fuimos a resolver "el bujero de Frabcusci" fue toda una odisea: primero, a unas urgencias donde el médico estimó conveniente poner un punto, y como no tenía material, redactó una carta para llevarla a un hospital y que actuaran.  Esto, dicho en dos líneas, en tiempo real se traduce en una hora entre ser atendidos y salir por la puerta. En la espera, procuraba hacerle ver a la enfermera de turno que a lo mejor era conveniente resolverlo con agilidad para que la herida dejara de sangrar de tanto en tanto. Se ve que cuando la vida no peligra, reina la calma para ellos y la desesperación para nosotros. No obstante, por motivos de salud mental, decidimos tomárnoslo con humor y seguir así superando todas las fases de las pruebas a las que nos sometían. A continuación verán las fotos de casi todas las personas que participaron en la herida de 7 milímetros de Javi. El personal administrativo y dos enfermeras que tomaron el pulso y la tensión no figuran en las pruebas que se muestran, ya que las circunstancias no favorecían la toma de fotografías segura y discreta. 
Qué ilusos cuando pensamos que aquí
acababa todo...
Sólo tenía 30 segundos para poder fotografiar.
               En el siguiente hospital hubo que repetir -cómo no- la prueba del formulario con nombre y apellidos. Luego, tiempo de espera hasta que sonó el "Francesco Yorcano" por megafonía. Un par de enfermeras atienden al chico, le toman el pulso, la tensión, el peso, miran la herida y dicen: "Para esto no hace falta poner puntos, basta un poco de pegamento especial y ya está". Respuesta: "estupendo, qué suerte hemos tenido." Y continúa la enfermera: "Ahora salen y vuelven dentro de dos horas por lo menos, cuando el doctor les pueda atender". Se nos vino el mundo encima, ¡si sólo hay que poner unas gotas de pegamento! De nada sirvió implorar, pedir que lo hicieran ellas mismas, ofrecerme voluntario para poner yo el pegamento, ni nada. Tenía que ser el doctor. Salimos y fue entonces cuando ocurrió el episodio kafkiano del McDonalds que ya contamos en su momento. A la vuelta, al parecer ya habían llamado a Javi. Nos aclararon que no debíamos haber salido (aunque las enfermeras nos lo habían incluso recomendado), porque al cabo de una hora de espera había que volver a tomar el pulso, la tensión y el peso, para comprobar que nuestro muchacho tenía bien las constantes vitales... Asombroso. Aún así, conseguimos que nos atendieran sin tener que volver a esperar. El médico le puso el pegamento en unos 30 segundos, y a continuación, para amarrar, encargó que le pusieran la vacuna anti-tetánica, ya que no sabíamos si la tenía al día (suponemos que sí, pero tampoco pasa nada repetir). Esta jugada estuvo bien, pues la República de Irlanda destinó a tres de sus enfermeras a nuestra salita, para proceder a la vacunación de Javi. Yo creo que no habíamos hecho nada que les llevara a pensar que merecíamos el trato de res o de animal de bellota ("¡mayday, necesitamos tres efectivos en la sala 4!"), así que en vez de ofendernos por la repentina "sobreatención" propia de una clínica veterinaria o de un matadero, lo tomamos como un agasajo y lo agradecimos.

Qué despliegue de medios. Yo abanicaba.
El balance de esa jornada fue un poco preocupante: 6 horas para cerrar un corte con unas gotas de pegamento. La conclusión, que luego transmití a los nuestros fue: "Señores, si alguien tiene que ponerse malo o tiene previsto hacerse alguna herida que requiera atención médica, que lo haga por favor en territorio español. A partir de las 12 millas náuticas de nuestras costas podrán hacer el cabra." Por lo pronto están obedeciendo... From Ireland we write!
            


No hay comentarios:

Publicar un comentario