La bofetada & Javi's X-BOX 360 Irish brother.

Éste no sabe lo que hace...

Esta mañana -como cada día- fui a salir de mi casa, cuando una bofetada en la cara me obligó a retroceder unos pasos detrás de la puerta que acababa de abrir. Algo estaba pasando y no sabía qué. Me palpé la zona afectada de la cara y estaba helada. Desde luego que esa bofetada terminó de despejar la modorra matinal. Tras un segundo intento, pude salir y comprobar el panorama helador: pingüinos con pulóver corriendo de un lado para otro, un oso polar husmeando las ruedas del coche, un zorro ártico hecho un ovillo en una esquina, y algunos caribúes atravesaban la calle en plena migración. ¡Qué frío hacía!

Algunos aprovecharon para lucir 
sus abrigos de temporada.

Aunque el cielo estaba despejadísimo, cualquiera que haya vivido, por ejemplo, en la Península, sabe que cielo azul no equivale necesariamente a calor, como sucede por el contrario en nuestras islas. Precisamente por la ausencia de nubes, todo el calorcillo que a duras penas retienen esas nubes, se esfuma, dándole al frío barra libre en toda la isla. 

El caso es que para subir al coche tuve que de burlar la guardia del oso, y una vez dentro, invitar a las focas a que abandonaran el vehículo. Ahí comprobé que sólo hacía 3ºC. La señal definitiva de que el frío había entrado de lleno en Irlanda es que... ¡Enrique Díez se puso el pulóver por cuenta propia! El abrigo lo tiene para cuando llegue la época de las glaciaciones.

"Si te parece, conduzco yo."

Pero bueno, no nos vamos a atascar ni congelar con el frío, sino que seguimos adelante y pasamos a lo que nos cuenta Javi Jorcano. Tiene un hermano irlandés que juega a muchos deportes (fútbol, rugby, deportes irlandeses, etc.), aunque al parecer hay una afición que aflora por encima de todas las demás. Javi, con su ojo clínico, nos analiza lo que ha podido ir anotando en su "cuaderno de campo". Sentimos que haya tenido que descender a detalles un poco desagradables, pero creemos que sirve para situarnos bien en la materia. ¡Ahí va!

Spanish version.

Los primeros días de Irlanda fueron un poco difíciles. Al cabo de un tiempo sólo oía que si ametralladoras, que si helicópteros que si el harrier… ¡Aquello era la Guerra! Un día me atreví a entrar en  “el cuarto de juegos” y dentro vi a tres niños jugando al Call of Duty. Creo que ya está claro quién iba ganando, aunque en aquellos momentos mi hermano irlandés no era más que nivel 30. Al cabo de un tiempo empecé a acudir más al cuarto de juegos ,y el niño subía 3 niveles diarios. Mientras él juega a la x-box, desde las 6 hasta las 11, yo cojo un rato el ordenador. Pero la verdad es no lo suelo mirar mucho. La mayoría del tiempo en niño dice: “¡mira cómo maté a este!” Y se ve cómo el niño lanza un cuchillo al aire a voleo y se le clava en la cabeza a otro; o de repente lanza una granada contra la pared y mata a 3.

 El otro día cogió el francotirador y disparó a una pared sin apuntar, y doble tiro en la cabeza. Lo que no se pueden perder es lo que grita después: “¡¡jod… retr…!!!” Y se pone a cantar y a bailar. Hace poco -cómo no- llegó a casa con un micro de última generación, de nada más y nada menos que 50 euros. Ahora ya no es nivel 30, sino que ha subido al nivel 70, que es el máximo. Y ha vuelto a empezar... Lo alucinante es que ha vuelto a llegar al nivel 70; se coge el francotirador, y en cuanto le apuntas, tienes una bala dirigiéndose a tu cabeza. Luego ves la cámara de muerte y ves que antes de matarte hace un 360  en el aire y dispara sin apuntar y ¡¡buuum!! A la cabeza. Para él, jugar bien es matar a 25 tíos sin que le maten. Otro día había matado a tantos sin morirse que se le acabaron las balas, hizo la bomba atómica y ganó el juego. Hace poco alquiló el nuevo Medal of Honor y su primera partida la ganó. Y ganó todas las demás. Bueno, yo creo que es lo que se dice... ¡un friki!